Hoy, en los inicios del Siglo XXI, el desarrollo acelerado y cambiante de la sociedad moderna, denominada la Sociedad del Conocimiento, fuertemente influenciada por el proceso de globalización y por los adelantos tecnológicos cada vez más determinantes en la evolución de las organizaciones sociales, nos obliga a reflexionar sobre el papel que cumplen las instituciones públicas en la satisfacción de las demandas de los ciudadanos y sobre la necesidad de ofrecer bienes y servicios con altos niveles de calidad, apoyados en las herramientas que el mundo actual tiene a disposición.
Es evidente que la gerencia privada es mucho más flexible a estos cambios y puede adaptarse con facilidad a los desafíos de sus clientes, los cuales tienen hoy un mayor acceso a la información y a la posibilidad de decidir entre diferentes opciones, de acuerdo con sus necesidades y sus preferencias.
Por su parte, históricamente la Administración Pública se ha visto revestida de características de inflexibilidad y de estancamiento, así como de un alto número de procedimientos, que en muchos casos hacen engorrosa la prestación de los servicios de naturaleza pública, que constitucional y legalmente están en cabeza de las instituciones estatales para su prestación, lo cual puede generar inconformidad por parte de los usuarios.
El Estado, concebido como el gran entramado institucional encargado de ofrecer los diferentes servicios y propiciar los intercambios entre los miembros de la sociedad, ha sufrido una acelerada evolución que lo ha obligado a ubicarse en un escenario económico, político y social, en el cual han tomado forma, nuevas maneras de prestación de los servicios públicos, en las que los modelos de administración privada han demostrado ser más eficientes y efectivos a la hora de atender las demandas de los ciudadanos.
Sin embargo, el Estado moderno exige la necesaria adecuación de su aparato institucional, para brindar las garantías plenas a sus asociados en el acceso equitativo y oportuno a estos servicios.
Aunque el adelgazamiento del Estado, sea uno de los principios de los modelos económicos predominantes en la actualidad, ello no implica su desaparición como forma de organización política de la Nación y mucho menos, significa disminuir su intervención en el manejo y prestación eficiente de los servicios, para una sociedad que se ha modernizado y que tiene un mayor acceso a la información y a la tecnología, e igualmente reclama una cercanía mayor con las instituciones que suplen sus requerimientos.
Es evidente que la garantía en el acceso a la Educación, a la Salud, a Servicios, a un medio ambiente sano y especialmente, en el acceso a la Justicia y al derecho a gozar de condiciones óptimas de seguridad, es responsabilidad directa del aparato estatal, por las implicaciones que tienen estos servicios en el desarrollo de la sociedad.
· En síntesis, gracias a una correcta y adecuada inversión de los recursos, el Estado a partir de una Gerencia Pública Moderna despojada de cualquier vicio de corrupción, puede generar factores de desarrollo económico que eleven la calidad de vida de la sociedad.
· En principio, hay que pensar en la capacitación y formación del Gerente Público. Es evidente que existe una diferenciación entre la gerencia pública y la gerencia privada; en ciertos casos lo que en el sector privado puede ser visto como agilidad y eficiencia, en el sector público se puede convertir en irregularidad y fácilmente se puede constituir en el delito de Fraude.
· Además, es necesario que los gerentes de lo público tengan un cabal conocimiento del sector que van a manejar. Esto les permite hacer una radiografía acertada, utilizar herramientas para formular e evaluar y realizar inventarios de las necesidades que deben atenderse. Ello da lugar al diseño de estrategias a corto, mediano y largo plazo, y genera importantes procesos de planificación, de los cuales dependerá el resto de la gestión del Gerente Público, en el cumplimiento de metas y los resultados programados.
· La planificación acertada da lugar al diseño de metas concretas, de programación de tiempos, de diseño de proyectos y de esquemas de inversión de los recursos. Dentro de estos conceptos fundamentales para el Gerente Público Moderno, uno de la mayor importancia y que hace gran diferencia entre el sector público y el privado, es la Contratación con Transparencia y apego a la Ley. Ahí es donde muchos de los funcionarios públicos tienen su mayor dificultad, y es donde surgen las mayores irregularidades.
· La utilización de mecanismos e indicadores de gestión, permiten la medición de los resultados en diferentes aspectos, pero especialmente en aquellos que garanticen la justicia social, el bienestar, la equidad y el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad. Si bien en el sector privado los beneficios se miden en términos monetarios, en el sector público éstos se miden en el mejoramiento de la calidad de vida de la ciudadanía.
En conclusión, debe convertirse hoy en una entidad que no sólo dedique sus esfuerzos a combatir las fuerzas desestabilizadoras de la soberanía y de la seguridad ciudadana, sino a impulsar procesos de crecimiento económico y de acercamiento del ciudadano al Estado. Es decir, también debe ser una entidad pública enfocada hacia la Gerencia del Desarrollo Económico y Social del país.